Bajo Los Ojos De Los Vecinos

El esposo de mi vecina me ayuda a alcanzar un delicioso orgasmo…

Estoy tumbada en la terraza, descansando y tomando el sol que brilla a media mañana, tratando de olvidar todas mis preocupaciones y queriéndome desconectar de la dura semana. Hay un leve murmullo que sube desde la calle pero en este balcón me encuentro como en una burbuja, aislada del mundo… Bueno, si ningún vecino abre su ventana.

En ese momento de serenidad y paz interior noto su presencia... Siento curiosidad pero no abro los ojos, decido esperar... Instantes después noto el tacto de sus dedos comenzando a masajear la base de mi cuello. Tras unos momentos de relajación absoluta, caigo en una pequeña decepción al dejar de sentir la presión de sus manos sobre mi cuerpo; aun no quiero abrir los ojos.

No tengo idea de quien podrá ser, pero estoy tan relajada, tan animada, que no me importa. Me llega un ligero aroma dulce e inmediatamente noto un ligero escalofrío cuando vuelvo a sentir esos dedos, ahora húmedos con crema hidratante. Los últimos resquicios de tensión desparecen poco a poco a medida que sus manos resbalan por todo mi cuerpo, desde mi cuello bajando por mis hombros, brazos y pasando a mi abdomen recorriendo cuerpo abajo... Esquivando aquellas zonas escondidas por mi bikini.

No puedo evitar abrir las piernas ligeramente para permitirle moldear primero un muslo y luego el otro, siguiendo hasta mis pies. Mi excitación crece, mojando mi tanga que ahora esta al descubierto. Puedo sentir los ojos de varias personas sobre mi cuerpo y en vez de darme pena, solo logro excitarme más.

"Ahora las zonas que he esquivado," me susurra al oído a la vez que siento como su mano se deslizan pícaramente debajo de mi top.

Esa voz es inconfundible, se quien es…

Se me escapa un gemido al notar como sus húmedos dedos empiezan su jugueteo con mi pezón. Por fin siento el contacto de sus labios con los míos; y a la vez que suelto un gemido y dejo que mi lengua se entrelace con la suya… en un beso caliente y apasionado.

Lentamente me va incorporando sin dejar de besarme y noto como se suelta el enganche de mi top a medida que desliza los tirantes de mis hombros, liberando mis pechos para su placer y el mío. Finalmente abro los ojos para ver como suavemente me mordisquea un pecho mientras su mano se desliza cuerpo abajo enterrándose bajo tu tanga.

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“Gregorio, no debemos hacer esto…” Susurro, mi boca dice para… Pero mi cuerpo quiere más.

Con una mano comienzo a desabrocharle el pantalón de Gregorio para aliviar la tensión que tiene claramente acumulada entre las piernas. No me importa que su esposa pueda vernos en cualquier momento, es más. Ese pequeño detalle, hace que todo esto sea más impulsivo.

Comienzo a masturbarlo a la vez que el continúa acariciándome por debajo de mi tanga. Acaricia suavemente mi monte de Venus, distingo el ardor de la yema de sus dedos e instintivamente comienzo un leve balanceo de mis caderas. Otro pasional beso sella nuestros labios, su lengua danzando con la mía al ritmo que sus dedos levantan fuego en mis otros labios.

Instantes después el se reclina sobre mi entrepierna, apartando la tanga de su camino para oler el exquisito aroma de mi sexo, respirando y exhalando su cálido aliento sobre mi clítoris. Inmediatamente siento el tacto de su lengua, húmeda sobre ese botón de placer que está apunto de estallar. No puedo evitar acariciar su pelo y guiarle mientras gimo con el placer de esa lengua recorriendo mi sexo despacio, saboreando mi inevitable humedad.

"Sí... sí, sigue..." consigo exhalar entre gemidos a medida que fortalezco mi control sobre su cabeza, presionándolo, guiándolo en su dedicado cunnilingus. Rápido, despacio, presionando, continúa su lengua sobre mi sexo desatando tantas visiones de placer en mi imaginación.

El sol brilla sobre la terraza mientras que aquellos murmullos callejeros quedan enmudecidos con los gemidos y suspiros, mientras los dos seguimos entregados a mi placer. Él devorando mi sexo y yo dejándome llevar más y más pidiéndole, exigiéndole más velocidad, más placer, más suavidad, más profunda penetración...

Noto que estoy llegando al límite y con todas mis fuerzas sujeto su cabeza mientras el continúa su frenético lameteo, succionando, entregado completamente a su objetivo. Ya llega, percibo esa ola de euforia emitiendo un grito de puro placer notando como todo mi cuerpo se tensa, se estremece y yo alcanzo a sentirte como una diosa.

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